Walter Ávalos, la reciente contratación de Universidad
de Chile para el Torneo de Clausura, cuenta con una leve disfonía, producto de una amigdalitis, que tocar batería es una de
sus grandes pasiones cuando está fuera de la cancha.
Me encantan las percusiones desde que estaba
en el colegio. Nunca pude formar un grupo musical, pero cada vez que toco me relajo, igual que cuando juego tenis. Más adelante,
me traeré la batería para acá, dice la nueva carta de la U, quien llegó para reemplazar al argentino Ezequiel Amaya.
Las polvorientas canchas del populoso Barrio
Obrero de Asunción vieron crecer a este volante paraguayo, que ha ganado cinco títulos nacionales en su país -cuatro con Olimpia
y el otro con 12 de Octubre- y que además consigna dos temporadas con el Tolima colombiano, cuando tenía 21 años.
Vine porque mi amigo Arnaldo Espínola me habló
maravillas de este equipo. Me dijo que tiene una hinchada espectacular, la mejor de Chile, que te hace sentir como en casa
cuando andas bien, explica Ávalos.
-¿Tiene claro que es la gran carta para
el funcionamiento futbolístico del equipo?
-Seguro, y me encanta tener esa responsabilidad.
Vine a pasarlo bien a la U, pero para eso debo sacrificarme en la cancha y ganarme a la gente. No va a ser fácil, pero vine
a Chile porque quería desafíos mayores en mi carrera y en 12 de Octubre no estaban las condiciones económicas para que siguiera.