El nuevo título de la U lo hizo recuperar la alegría perdida Los
días de bullanga y risas del doctor Orozco Domingo 4 de julio
de 2004 Federico Grünewald
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Sandra Pinilla: Directo A su
edad está súper bien mantenido. Directo, dice lo que piensa y a mi hermano (Mauricio) siempre lo trató bien, súper regalón
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Luis Musrri: Apasionado Un hincha
demasiado apasionado. Es cascarrabias públicamente, frente a las cámaras, pero le dan fuerte, así que tiene que defenderse.
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Ricardo Israel: Honesto Dialogante,
tranquilo. En ventitantos años de vida académica nunca lo vi gritar ni polemizar. Honesto, es de las personas con las cuales
uno sabe a qué atenerse. |
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Lina Cardona: Caballero Muy decente,
ubicado, inteligente. Le tengo harto respeto. Me agradeció personalmente por acompañar a la U como madrina, es un caballero.
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Al la izquierda, el doc junto a su
esposa en un memorable día de playa. Al lado, regalonea a su mamá, la señora Irma Sepúlveda. |
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El irascible presidente azul es un abuelo preocupado, aficionado a los boleros y reconoce
en privado cuando se equivoca. A los 74 años chochea con los nietos comprándoles las colaciones para el jardín infantil.
No había caso. Irma Sepúlveda no entendía por qué la U había salido campeona. No le cuadraba el
triunfo sobre Cobreloa: ella había visto un empate y después una serie de penales que más la confundieron. A sus 94 años le
cuesta comprender esto de los puntos y los goles. Pero ahí estaba su hijo para explicarle. Sergio René Orozco dejó de dar
brincos de jolgorio por la casa, se dio un momento con ella, la sentó a su lado y le aclaró la película. Entonces la celebración
familiar se desató con todo en la casa de los Orozco-Bass.
La señora Irma es quizás la única persona que puede darle
una reprimenda al doctor Orozco sin ganarse de vuelta un gruñido. Mónica Bass, la señora del verborreico nefrólogo, relata
cómo es un round madre-hijo: Mi suegra está en una edad donde no quiere comer. Entonces él trata de retarla, pero ella termina
retándolo a él, porque tienen el mismo carácter. Es que de personalidad René es igual que en la television, súper mal genio.
Pero yo me abanico, que rabee solo. Tenemos 37 años de matrimonio y los enojos se le pasan luego. Después anda feliz de la
vida.
Así es el patrón de Universidad de Chile al calor de su familia, como nunca nadie se lo imaginó, bien lejos de
aquel dirigente polémico y desbocado que cuando se trenza en polémicas no frena su lengua. En los últimos días, luego de la
nueva estrella del Chuncho, ha anunciado que prolongará su reinado en el club hasta el 2005, envalentonado con la clasificación
a la Copa Libertadores y dispuesto a sacar a la institución del hoyo en que está metida.
A tal punto llega su renovado
entusiasmo que se le ha visto más risueño que nunca y de aquello puede dar fe su hija menor, Mónica: Esta semana ha sido un
alivio para él, porque lo pasa tan mal con la U, que estas cosas lo alegran. El día que salió la U campeona fuimos a la casa
a darle un abrazo apretado porque siento que mi papá ha sido injustamente maltratado.
Hijo colocolino
El
colmo del doctor fue haber tenido un hijo colocolino. Tiene cuatro retoños de su primer matrimonio y tres del segundo. Rodrigo,
del segundo enlace, es del bando contrario y el único médico de la descendencia Orozco-Bass. Cada uno tiene su equipo, apunta,
y cuando hablamos de fútbol lo hacemos en buena, sin picarse, porque somos personas adultas.
Pero Orozco dejó hace
rato de mimar a sus hijos, con excepción de Mónica, la menor, con quien almuerza los fines de semana y habla todos los días
por teléfono. Su perdición, ahora, son sus ocho nietos. La misma Mónica cuenta que como abuelo es muy regalón. De partida,
todos los fines de semana les compra a los nietos las colaciones para el jardín. Se preocupa de lo que comen y a los más grandes
les da una cuota mensual por estudios. A él lo llenan de felicidad sus nietos y la Chile.
Mónica Bass, quien también
es colocolina, refrenda las palabras de su hija y asegura que no tiene nada que reprocharle a su esposo: Es muy buen padre
y excelente abuelo. En realidad, en la casa no es muy rabioso. Le gustan los boleros y tiene su lado romántico. El año pasado,
para mi cumpleaños, me regaló unas flores hermosas. Siempre me hace muy buenos regalos.
Gustavo Manicke, miembro
del directorio azul, cuenta que el doctor también ha logrado encantar a las hinchas de la U con sus aires de galán. Son sus
grandes admiradoras, asegura, y varias veces lo han agarrado a besos las señoras en el estadio. Salir con él es agotador,
confirma su hija: Siempre hay alguien que se le tira encima para abrazarlo y cuando vamos a comprar hay que esperarlo a que
terminen de saludarlo.
Incluso Pamela Jiles, en un matinal, se atrevió a piropearlo y le dijo lo siguiente: Quizás
usted no lo sabe, pero en algunos círculos femeninos lo conocen como el Doctor Erótico. A las mujeres nos gustan los hombres
con carácter. Después la Jiles completó su idea: El doctor Orozco, como algunos otros galanes maduros del país, me parece
un hombre interesante, atrayente, seductor. Me da la idea de que está plenamente vigente. Se le aprecia sanito y vigoroso.
El doc, obviamente, quedó en las nubes. Polvorita
Orozco no es de las personas que se
levantan con los brazos en alto para celebrar un gol. Asegura Manicke que su presidente sólo se pone de pie y aplaude. Pero
en su casa es otra cosa. Mónica dice que a su papá le gusta ver los partidos solo. Los goles los celebraba con un saltito
y me acuerdo que empezaba a chutear en el aire, como repitiendo el gol, comenta.
A los 74 años, uno podría pensar que
con cualquier rabieta, de esas que lo hacen enrojecer de furia, se podría desvanecer. Pero luce como de cincuenta y tantos,
se relaja cuidando su gran huerta y sólo se sulfura cuando le piden que le responda a fulano porque le dijo tal cosa. Yo le
critico mucho porque engancha muy rápido, es muy polvorita, dice su mujer. La gente se aprovecha. Lo llaman y le dicen tal
tipo dijo esto, y antes de asegurarse de si es así, él ya le contestó. Además que es puntudo para contestar, siempre que pega
a la gente le duele.
Su hija cree él es de opiniones claras y las manifiesta, nunca se queda callado, pero al mismo
tiempo es un hombre muy cariñoso, afectuoso, preocupado por los demás, con gran espíritu de justicia. Estricto, eso sí. Cuando
era chica no me dejaba salir a fiestas. Ahí tuvimos una época difícil, en mi adolescencia era bien normativo. Era no, y no,
pero nunca nos pegó, nunca nos retó y a mí jamás me castigó. A lo más era crítico con los pololos, aunque nunca me los espantó.
La
que no tiene absolutamente ningún reparo de él es la secretaria de su consulta privada, Lía Montecinos, quien lleva 40 años
con él como jefe: Es una persona muy derecha, muy buen jefe, padre y esposo. Adora a su mujer a sus hijos. Es trabajólico,
enérgico, sólo le gusta que le cumplan. Gritos iban, gritos venían
Una sola vez al doc
lo han visto llorar en público. O casi, porque su rudeza sólo le alcanzó para que los ojos se le humedecieran en 1994, cuando
la U ganó el primer campeonato bajo su administración, luego de 25 años de sequía. Gustavo Manicke recuerda claramente ese
día, y de paso se ufana de ser uno de los pocos dirigentes que se ha enfrentado con él varias veces. Han sido tres peleas,
la más fuerte fue hace seis meses, por diferencias de criterio de plantel. Se agita cuando siente que los argumentos del otro
son más sólidos que los suyos. Entonces hay que llamar a la calma, al respiro. El doc es fuerte, vehemente, pero si tiene
que decir me equivoqué, lo siento, lo hace. Conmigo lo hizo cuando me sacó del club.
Jorge Vergara Núñez, el ex dirigente
de Colo Colo de los 90 y protagonista de los duelos verbales más folclóricos del fútbol junto con el jefe azul, confirma el
dato de Manicke: Nuestras peleas eran gritos para allá, gritos para acá, pero siempre nos vimos como adversarios, no como
enemigos. Eran discusiones con mucha ironía, pero a él y a mí nos gusta recibir. Es una persona razonable, yo no sé de dónde
han sacado que el doctor es un energúmeno.
Recuerda el cientista político Ricardo Israel que cuando ambos fueron
contendores para la rectoría de la casa de Bello, tuvieron innumerables debates donde conoció al doctor reposado y hasta conciliador:
Nunca lo vi peleando ni polemizando. En el tema universitario René Orozco es una persona absolutamente distinta a la que proyecta
como dirigente deportivo: moderado, habla bien y él explica este cambio diciendo que habla según su auditorio.
Luis
Musrri, el capitán de la U, reconoce en Orozco a un tipo súper apasionado para decir lo que piensa. No tiene pelos en la lengua,
habla no más. Pero cuando estamos solos es mucho más accesible, escucha y hablamos sin problemas. A mí nunca me tiró las orejas.
Para los jugadores es una figura paternal y cuando la U está bien y hay plata, él reparte buenos premios, como en el primer
bicampeonato (94-95). Nos daba premios dobles, triples, incluso contra rivales chicos.
Vergara, su adversario colocolino
durante años, recuerda que por allá en 1992 llegó disfrazado a una fiesta de Doctor Orozco y quedó la grande: Para variar
peleamos, pero René es una persona a la que con el tiempo aprendí a admirar. Es muy consecuente, decente y defiende sus causas.
No transa principios y es el gran ganador de este campeonato. Ese amor escondido que Jorge Vergara tenía por su rival quizás
pocos lo conocían, pero el doctor en su casa tiene una colección de chunchitos que el rechoncho ex dirigente le traía del
extranjero. La explicación para tanto cariño la da el propio Vergara: Estoy convencido de que en vez de corazón tiene un chuncho
adentro.
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