Luis Alamos Luque, el mítico "Zorro", fue el creador del glorioso equipo de la Universidad de Chile conocido como el "Ballet
Azul", el que durante 10 años (1959-69) dominó el fútbol chileno, y disputó palmo a palmo la supremacía sudamericana con el
famoso Santos de Pelé.
Luis "Zorro" Alamos, el padre del "Ballet Azul".
El siguiente es un extracto del libro "El hombre y el fútbol", en donde Alamos relatá como se gestó el grandioso "Ballet Azul".
Siendo jugador aún de la Universidad de Chile, en 1953, sufrí una grave lesión jugando un clásico contra la Católica, lo que
me alejó de las canchas por varios meses. Mientras me recuperaba, los dirigentes me propusieron hacerme cargo de todas las
divisiones cadetes. Querían que la U expresara un fútbol nuevo y que, al ya conocido, le agregaran otras facetas para que
en un tiempo de ocho a diez años superara a todos los equipos profesionales de ese entonces, especialmente a Colo Colo.
¡Gran tarea! Acepté con alegría, ni sentí pena al dejar de jugar, porque, repito, la vocación era enseñar y entré a esa etapa
con toda mi juventud y mi vanidad.
De inmediato me llamaron la atención algunos chicos. En tercera división Hugo Villanueva. En segunda, Leonel Sánchez, Alfonso
Sepúlveda. Despúes con la colaboración de Hernán Carrasco y luego de José Ruiz y Washington Urrutia, empezaron a llegar Luis
Eyzaguirre, Juan y Manuel Rodríguez, Alberto Quintano, Roberto Hodge y muchos otros.
Pasó el tiempo y yo en el laboratorio, hasta que en el año del inicio del ascenso y descenso fui llamado por la directiva
para cumplir dos objetivos, en virtud de que el equipo superior estaba por descender:
1. Si podía, con la ayuda de los mejores cadetes, evitar el descenso, y...
2. Si fallaba en lo primero, preparar y adaptar a los jugadores jóvenes para ser la base de un equipo de ascenso. En ese año,
1954, descendió Iberia y la U llegó en el 11º lugar.
Al año siguiente, regresé a las divisiones cadetes. Un año después era asignado entrenador del equipo de Honor.
Como ustedes deducirán, ya los niños eran jóvenes y yo había madurado y nunca supe si el éxito en la U fue porque yo los conocía
a ellos o ellos me interpretaban a mí. La verdad es que todas las palabras y los gestos fueron útiles para ellos, para el
club, para Chile y naturalmente para mí.
Los dirigentes me pidieron que la base del equipo de Honor la constituyeran los mismos niños, ahora jóvenes, más algunos valores
nacionales que no sólo significaran un refuerzo, sino también ejemplos que la juventud pudiera imitar y al mismo tiempo aprender
sus enseñanzas técnicas. Osvaldo Díaz y el maestro René Meléndez fueron los jugadores que pedí contratar con una finalidad
específica, serían los orientadores de los jóvenes a través de sus demostraciones técnicas durante la práctica real de las
enseñanzas que yo impartía en los entrenamientos durante las sesiones técnicas.
A ellos agregué los jugadores más importantes del equipo de Honor, por su condición psicológica, por su influencia y en esto
resultaron especialmente eficaces, Juan Negri y Braulio Musso.
En el primer año (1956) se produjo una adaptación hacia un estilo de juego que ya en ese entonces pretendió ser moderno, porque
se utlizó la velocidad como mentalidad general.
Al año siguiente este equipo insinuó repentinamente su capacidad, puesto que después de vencer a Audax Italiano, 4 por 0,
Pakojdy, entrenador de ese equipo y de la Selección Nacional llevó a jugar a Bolivia a casi todo el plantel. Regresó gravemente
lesionado Osvaldo Díaz, motor y goleador del equipo. A no mediar este hecho, seguramente nos habríamos clasificado campeones.
Fue en ese tiempo cuando la crítica ya insinuó comentarios muy favorables augurándonos un futuro esplendoroso. Fuimos vicecampeones.
Se estaba gestando el "Ballet Azul"...
EL COMIENZO DE LA GLORIA.
En el año 1959 se consumó exitosamente el proceso. La madurez de los jóvenes y la comprensión de los adultos, Musso y Ernesto
Alvarez (volante argentino que llegó a la U el 59), permitieron que la U perdiera esta denominación para su institución y
su hinchada, y surgiera el "Ballet Azul" para Chile, que luego se proyectaría a nivel sudamericano y europeo.
Yo diría, como técnico, que fue el primer equipo que derrotó algunos de nuestros complejos. Diría además, que el público ya
no aceptaba que llegaran a Chile equipos modestos, porque el "Ballet Azul" necesitaba de los mejores equipos, especialmente
de Argentina, Brasil, Uruguay, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría para gozar de grandez espectáculos.
En 1960, el equipo mantuvo su alto nivel de fútbol, con una campaña extraordinariamente intensa, porque además del campeonato
oficial se jugaban partidos internacionales, giras intercaladas a Europa, que se tradujeron en cansancio y lesiones. Desde
ese entonces, fue común ver el Estadio Nacional lleno, porque Colo Colo era desplazado. Los clásicos universitarios llegaban
a su más alta expresión tanto futbolistíca como artística, y ya Colo Colo no era Chile.
Ese mismo año (1960), se efectuó la gira previa de la futura selección chilena para el mundial de 1962 y naturalmente muchos
jugadores azules fueron convocados y participaron en ella. El "Ballet Azul", con la sola excepción de Alvarez, pasó a engrosar
el plantel de la selección chilena que en pocos meses defendería la casaca nacional en el mundial efectuado en Chile.
Tácitamente entonces se reconoció a este equipo Azul como el mejor exponente del fútbol nuestro y por lo tanto el reconocimiento
al planteamiento y filosofía que se me había encomendado al iniciarme como técnico cadete.
Se me había pedido que la U como universidad, debía en base al empirismo y a la ciencia, formar un equipo que paulatinamente
llegara a prestigiar no sólo al fútbol chileno, sino a justificar lo máximo de su estructura en una expresión mundial. En
forma planificada se cumplió esta filosofía de uno de los dirigentes más importantes en la gestación de este equipo, don Víctor
Sierra.
Trabajando así fueron los mejores.
1962: LA ROJA MÁS AZUL QUE NUNCA.
El mundial del 62 fue muy importante para Chile, porque siendo un país considerado como subdesarrollado, muy lejos del mundo
moderno y con un oscuro prestigio a nivel internacional, obtuvo una ubicación sobresaliente lo que fue motivo de orgullo para
nuestros compatriotas y de legítimo reconocimiento en el ámbito mundial.
Tampoco puede desconocerse que el color del "Ballet Azul" dio mayor brillo al azul del cielo chileno. Su aporte fue indiscutible
y generoso. Los nombres de Leonel Sánchez (goleador del campeonato), Luis Eyzaguirre, Sergio Navarro (capitán), Jaime Ramírez,
Carlos Campos, Braulio Musso, Carlos Contreras y Manuel Astorga, me hicieron retrotraer tiempos de infinita alegría y de entusiasmo,
hasta la iniciación de ellos, y recordar los metódicos trabajos de relación empírico-científico.
Reintegrada a la actividad futbolística chilena, Universidad de Chile creo que, por lógica, por presencia, por envergadura,
ganó un nuevo título chileno. Ya era un "Ballet Azul" sólido, fuerte y seguro de sus medios que necesitaba ampliar y extender
su título a través del mundo.
1963: EUROPA SE RINDE AL BALLET.
El año 1963 comenzó con una gira a el viejo continente. Se aprovecharon los comentarios posteriores de el accidentado match
del mundial, Chile v/s Italia, cuando un avance de Leonel Sánchez, en el extremo izquierdo y tratando de hacer un centro,
fue fauleado por David, defensa derecho italiano. Leonel replicó inmediatamente con un puñetazo que afortunadamente el árbitro
ingles no vio y no pasó nada. Considerando que la base de ambas escuadras nacionales la constituían Universidad de Chile e
Internazionale de Milán, campeón de Italia y del mundo, se inició así esa preciosa gira hacia los confines europeos.
Algunos periodistas italianos se habían referido con comentarios no muy favorables a Chile, y lo mostraban al mundo como expresión
de pobreza, tratando de insinuar el desmendro que significó para los italianos jugar en esa insignificante parte del mundo
llamada Chile. A raíz de imagenes de televisión mostradas en Italia, aumentaron las críticas ofensivas hacia nuestro país
y los denigrantes calificativos de tierra de desorden, salvajismo e indios, fue materia preferida para la publicidad de esa
gira.
Los italianos no sólo querían vengarse de la derrota de su selección en Santiago, sino además querían conocer el color de
piel de los chilenos y especialmente ver rendirse al noqueador (Leonel) y si era posible noquearlo también. Durante el encuentro
con el Inter, ante estadio lleno y al ingresar al campo de juego, primero se escucho una silbatina, que se transformó en rechifla
general al ser nombrado Leonel Sánchez por los altoparlantes.
Al final, ante el asombro italiano, el "Ballet Azul" confirmó en Milán el triunfo que había obtenido Chile en el Mundial del
62, al salir vencedor por 2 a 1.
Esta victoria produjo expectación y posibilitó otros partidos. Vencimos al campeón belga, el Standard de Lieja. Luego en forma
no muy reglamentaria nos empató el campeón alemán Colonia. Jugamos otros partidos en Alemania, Austria, Grecia e Israel. Ganamos,
empatamos y perdimos, pero en general el desempeño fue bueno como lo confirma el hecho de que, antes de regresar a Chile,
fuimos invitados a Marruecos por el príncipe reinante, para hacer de victimas de la presentación-exhibición que haría Botafogo,
reciente campeón de Brasil.
En ese Botafogo, jugó casi toda la selección brasileña, reciente campeona del mundo, con nombres tan conocidos como Djalma
Santos, Mangas, Nilton Santos, Garrincha, Amarildo, Didi, etc.
La U ante la envergadura del rival, sacó sus mejores recursos y lo venció por 3 a 2, acaparando la admiración y elogios del
público, especialmente del príncipe, por la magnífica actuación.
LA GLORIA CONTINUA.
En 1964 se obtuvo el campeonato nuevamente, repitiendolo al año siguiente. Ya en 1965 eran muy singulares y más conocidas
las expresiones tácticas y la contunedencia física de este "Ballet Azul", de tal modo que algunos periodistas escribían como
indicandoles a los rivales la manera como la U realizaba su juego individual y de conjunto. La frase "centro de Leonel" y
"cabeza de Campos" era comentada hasta por los niños.
Este año 1965, junto con conquistar otro campeonato, empezaron a salir elementos de una segunda hornada que eran tan buenos
como los iniciadores de este decenio. Hodge, Quintano, Juan Rodríguez, Peralta, Arratia, Jorge Venegas y otros que iban a
mantener esta hegemonía y que permitió luego (sin Alamos en la Dirección Técnica) la obtención de los Campeonatos de 1967
y 1969.
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